Bohor quéz no te callas

Hurgando en las entrañas de un blog cuyo link
en el nuestro está fuera del aire, encontramos
el apellido de una mujer de quien solicitamos
información detallada. Porque llama poderosamente
la atención, la incidencia que puede tener en la vida
de artistas y creadores que no comen en la misma
mesa que ellos y que tienden desde sus posturas
radicales y diáfanas, a escupirles el mondongo.

Las cosas apuntaban mal desde que
supimos que la susodesdicha está en un alto cargo
del Ministerio para el Poder Popular de los Shows.

Especialista en la vida y obra del Generalísimo
Francisco de Miranda, trepó con Furruco (ahora
Ministro del Poder Popular para las pocetas y baños)
en las entrañas del monstruo cultural. Se dedica a
torpedear gestiones culturales de todas las regiones
del país y muy especialmente del Zulia, de donde es
originaria y donde a su prole los tiene enchufados: a
uno en una Plataforma y a otro en un canal muerto.
A su sobrina la metió en el IPC Zulia. Creemos que
eso se llama nepotismo, pero eso no reviste
importancia. La señora Flores tiene a sus
ascendientes y descendientes trabajando hasta en el
estacionamiento la Asamblea Nacional. Por eso, la
revolución avanza a paso de perdedores.

La filósofo septoagenaria u octoagenaria
se adhiere a la ubre ministerial como el terné de la vaca
mariposa. Anda de mal carácter y no es por la diabetes.
Anda viendo cómo se hace del puesto de
Héctor Soto, el virrey veterinario que asumió hace un
mes, la cartera de Cultura y Zootecnia. La pelea es a
cuchillo y la abuela ya no tiene paciencia. Mal síntoma
éste en un ser de la tercera edad.

Aunque eso es lo de menos, lo
de más es la forma miserable cómo ejerce su
disfuncionalidad. ¿Bohor quéz no te callas Carmina?
Ve a sembrar papas y a asesorar películas fetichistas
del prócer confinado a La Carraca.

Y hay más verdades que se las
haremos llegar en su debido momento. Por ahora,
seguiremos filosofando con esta revolución que aparte
de dar ideas, da apartamentos en la avenida 5 de julio
de Maracaibo y una arrogancia de esas
que se caen cuando se les mueve de los puesticos.